Por Begoña García Sastre
La
palabra simbiosis se define como “una asociación de individuos de diferentes
especies, sobre todo si los simbiontes sacan provecho de la vida en común”.
Cuando aprendemos biología en el instituto, el ejemplo que nos ponen de
simbiosis es, después del famoso liquen, las bacterias de nuestro organismo, haciendo especial énfasis en
nuestro sistema digestivo. Suena bien, pero ¿qué pasa cuando esa relación se
rompe?
Imagen
de un cultivo de Fusobacterium fusiforme (Biblioteca
pública de imágenes de salud)
El
conjunto de organismos microscópicos, tales como bacterias, hongos y virus, que viven
en nuestro organismo se denomina microbioma
humano y, aunque compartimos muchos de estos microorganismos, cada uno de nosotros tenemos una
combinación única y personal influida por la genética y por otros factores
como la dieta.
En
el intestino, la microbiota del colon y el recto es la más numerosa y los
diferentes estilos de vida pueden hacer variar su composición dirigiéndola a un
estado de lo que se conoce como disbiosis.
Es entonces cuando el equilibrio se rompe y podría aparece el riesgo de padecer
enfermedades como el cáncer. Sin
embargo, también tenemos bacterias que podrían proteger frente al desarrollo de
esta enfermedad e, incluso, ser útiles para el diagnóstico o la mejora de la eficacia de los tratamientos.
Sin embargo, esta relación
microbioma-cáncer aún es bastante desconocida y queda mucho que investigar.
¿Son
las bacterias que habitan en el cuerpo humano nuestras aliadas en la lucha
contra el cáncer?
Esther Molina
Miércoles
18 de septiembre, 19:00
Pangea,
C/ Príncipe de Vergara 26, Madrid.
Esther Molina (Foto: Youtube.com
Universidad Miguel Hernández de Elche)
Esther Molina es doctora en Farmacia/Química por la Universidad
de Granada y actualmente es investigadora Miguel Servet en el Centro Nacional
de Investigaciones Oncológicas (CNIO), al que se incorporó tras haber investigado
entre 2008 y 2015 en el CIBER de Epidemiología y Salud Pública. Allí participó
en estudios sobre la relación dieta-cáncer en el marco del Estudio Europeo
sobre Nutrición y Cáncer (EPIC).
No
muy lejos de esa línea se encuentra ahora en el CNIO, analizando la asociación
entre el microbioma oral e intestinal y el riesgo de desarrollar cáncer en un
estudio-control sobre cáncer de páncreas (PanGenEU).
La
Asociación Española de Científicos,
el Centro de Investigaciones Biológicas
del CSIC, la Sociedad Española de
Inmunología, la Sociedad Española de
Microbiología y la Fundación DRO
apoyan la divulgación científica rigurosa.
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