El Prof. Fernando Rojo, en su charla sobre Bacterias que degradan petróleo, nos dio un ejemplo muy claro de
cómo la ciencia aborda los problemas
complejos desde muchos puntos de vista. Fernando nos ilustró sobre la
química del petróleo y la complejidad estructural de sus constituyentes; y sobre cómo
dicha complejidad condiciona tanto su aprovechamiento como las
posibilidades de biodegradarlo en casos de vertidos accidentales. Nos explicó la gran versatilidad del metabolismo
bacteriano, que es la base de su enorme capacidad de evolución y de adaptación a los
microecosistemas. Y también la diversidad de bacterias en dichos ecosistemas y
su equilibrio con sus depredadores, bacteriófagos y protozoos.
(Bacterias degradadoras de petróleo junto a una gota del vertido
del Golfo de Méjico en 2010; foto original de Hoi-Ying Holman
Group/Lawrence Berkeley National Laboratory; AAAS/Science)
Pero
no hay atajos al conocimiento, como se ha confirmado al estudiar diferentes vertidos que han tenido lugar. Lo que
personalmente me resultó más impactante es que, a día de hoy, dependemos de las bacterias naturales del medio ambiente para limpiar los vertidos de petróleo. No hemos logrado nada mejor, aunque se lleva muchos años
intentando optimizar biotecnológicamente bacterias para procesos de
descontaminación. Solo podemos colaborar con las bacterias naturales añadiendo suplementos de nitrógeno y fósforo, y facilitando la microdispersión del vertido. Así que no olvidemos el viejo aforismo y sigamos investigando.