Escrito por la
Dra. Margarita del Val, del Centro de Biología Molecular Severo Ochoa
(CSIC-UAM), el 9 de marzo de 2020, cuando en España se contaban 1.204 casos de
coronavirus y 29 fallecidos.
Hola,
soy
viróloga e inmunóloga, pero no epidemióloga.
A mi juicio, la clave para entender lo que está pasando con el coronavirus es pasar a
pensar del nivel del individuo al nivel de epidemia,
que la que la sufre es la sociedad.
Echo de menos explicaciones sobre por qué se toman estas medidas de contención tan
inhabituales, quizás por mi trabajo con virus y vacunas. En breve, para quien
no quiera leer más: se toman estas
medidas no solo para protegernos a cada uno de nosotros, sino especialmente
para proteger a los vulnerables y especialmente a los que nos curan, para que los
sanitarios no se saturen ni enfermen en masa y puedan curarnos a todos. Me
gusta que no se quiera alarmar a la población para que no acudan
innecesariamente al médico, pero con la evolución reciente hay algunos que se
empiezan a preguntar por la razón de las medidas de contención.
Algunos puntos para entenderlo, en mi humilde opinión:
Primero, la mortalidad parece ser algo superior que la de la gripe, pero el
grupo más vulnerable es parecido y hablar como de gripe no es alejarse mucho de
lo que es. La gripe, por cierto, no es tan banal como nos creemos. Se ha
estimado que en los dos últimos inviernos ha habido entre 6.300 y 15.000
defunciones atribuibles a la gripe. Muchas más que por accidentes de tráfico.
Hay que tener especial atención con gente con patologías previas de varios
tipos y con gente de mayor edad: la mortalidad por coronavirus en China
aproximadamente se multiplica por 2 con cada década (buscad datos exactos si
queréis), llegando al 14,8 % para los mayores de 80 años. Calculad hacia abajo.
Así que a nivel individual no hay
que sobre-preocuparse. Si tenemos síntomas por los que por gripe no iríamos al
médico ni al teléfono, y si no somos contacto de un infectado o hemos viajado a
lugares de riesgo, solo tenemos que leernos las instrucciones de Sanidad,
quedarnos tranquilos, y no saturar los centros médicos por el miedo.
PERO: (y no quiero alarmar): a nivel
colectivo hay varias diferencias que justifican este cuidado, estas
cuarentenas, este impacto social y económico. Es lo que es el contenido
completo de la palabra epidemia: que el impacto es a nivel colectivo, de
sociedad, no solo individual:
Es un virus nuevo y la ciencia sabe muy poco de él. Y por tanto puede predecir
muy poco. Pero hacemos bien los científicos en afanarnos e intentar entender
todo lo posible. Apoyadnos. Ahora y siempre, es una labor de fondo.
No tenemos ni un antiviral ni una vacuna, mientras que frente a la gripe
tenemos vacunas, mejorables, pero tenemos. Ni sabemos si toda la ciencia
logrará producir vacunas; es posible, pero hasta que no las tengamos, no
sabemos. Tenemos vacunas frente a pocas enfermedades infecciosas, no olvidéis
que hay infecciones que se resisten a pesar de esfuerzos científicos mundiales
tremendos, como HIV o dengue, malaria o tuberculosis, y muchas más.
Es bastante más contagioso que la gripe, entre otras cosas quizás porque mal
que bien contra la gripe tenemos algo de inmunidad pasada, pero frente a este
virus estamos totalmente inermes, naive. Y esta diferencia se acumula con cada
salto de contagio.
De gripe
se enferma (o sea, con síntomas como para ir al médico) alrededor de un 1% de
la población cada año en la temporada de invierno. Lo que quiere decir que a lo
mejor no sabemos lo que es una gripe en nuestra vida - puede que no nos toque
más de una en 100 años - ojo, a no confundir una buena gripe con otras
infecciones más leves con síntomas muy parecidos. Y se estima que se hospitalizan
cada año entre 30.000 y 50.000 pacientes con gripe, que es un máximo de un 0,1%
de la población.
De coronavirus nos podemos infectar, teóricamente y sin cuarentenas ni
barreras, un porcentaje considerable de la población en unos pocos meses.
Bueno, solo una parte tendrán síntomas, pero su cuantía es difícil de estimar.
El 1% de gripe anual en invierno es lo que absorbe el sistema sanitario, que
llega en esos meses a sus niveles máximos de saturación.
No podemos permitirnos la libre circulación del coronavirus porque enfermaría
(grave o crítico) quizás hasta un 17% de la población (datos de China
actuales), que, en el peor de los casos, es un número de pacientes graves unas 150
veces superior que con gripe, número que no puede absorber el sistema sanitario.
Por tanto hacen falta cuarentenas,
trazado de contactos, y cualquier medida de alta contención que logre reducir
la velocidad a la que, lentamente, nos iremos contagiando un porcentaje
considerable de la población. Hay que ganar todo el tiempo posible para que la
infección de todos tarde ojalá que 100 años. Hay que ganar tiempo para que haya
una vacuna o un tratamiento. Hay que ganar tiempo a ver si la infección remite
en verano. O desaparece, como el SARS con medidas de alta contención parecidas
a las actuales. Hay que ganar tiempo para que haya un antiviral. Hay que ganar
tiempo a ver si las personas más vulnerables sobreviven.
Pero, sobre todo, hace falta que nuestro
sistema sanitario no colapse. Porque en los casos graves esta enfermedad es
mucho menos dañina y mucho menos mortal con asistencia sanitaria, que sin ella:
oxígeno, hidratación, antipiréticos, antiinflamatorios, antibióticos si se
complica, soporte vital... - lo saben los médicos para las demás neumonías,
pero quizás este virus tiene patologías y secuelas propias. En China, en la "zona cero" de la ciudad de
Wuhan, la mortalidad ha sido entre 8 y 30 veces mayor que en otras provincias
de China: "Asked why [in] Wuhan [the fatality ratio] was so much higher
than the national level, the National Health Commission of China official
replied that it was for lack of resources" (reunión NHCC y OMS, Feb 20,
2020). Y eso que en esta provincia china de Hubei han ganado tiempo, y se ha
infectado aproximadamente “solo” 1 de cada mil personas. ¡Eso lo tenemos que mejorar
si todos aplicamos las medidas que nos toca! Hay que ayudar a los sanitarios a hacer su trabajo.
Porque hay que frenar la epidemia,
está protocolizado que los sanitarios se pongan en cuarentena cuando han estado
expuestos sin saberlo y sin protegerse a un enfermo. Esto se hace ya para
neumonías, sarampión, por ejemplo, y también ahora para coronavirus. Si ellos
se infectan, aunque sea levemente, y se tienen que poner en cuarentena, para
evitar contagiar a su vez a pacientes muy vulnerables, van bajando los recursos
humanos sanitarios.
Porque hay que frenar la epidemia, está protocolizado que los enfermos sean
aislados, en hospital o en casa según la gravedad y según los recursos disponibles.
Muchos enfermos, los leves, podrán pasar la infección aislados en casa. Pero,
con las medidas necesarias de aislamiento para los enfermos graves, el personal
sanitario no podrá atendernos adecuadamente si llega a enfermar gravemente el 0,1% de la población en unos meses, es decir, si se llega
al nivel habitual de hospitalizados que alcanza la gripe en invierno, ni si
llega a ser un año de gripe duro. Si tomamos la gripe como referencia, nos
moveríamos en números de entre 600 y 1.000 casos hospitalizados por millón de
habitantes. Lombardía, en el norte de Italia, ha llegado este fin de semana
pasado del día internacional de la mujer a niveles cercanos a la emergencia
sanitaria con unos 350 casos por millón de habitantes. Por eso ha sido necesaria
la adopción de medidas drásticas de contención de la circulación de las
personas. Y la Sanidad italiana es la quinta del mundo, con la española la
tercera, con todas sus deficiencias y sus grandezas que conocemos. ¡También
tenemos que superar a Italia en eficacia sanitaria! En la provincia china de Hubei
han llegado a un máximo de 1.200 casos/millón. Por eso han tenido que construir
16 hospitales en pocos días y reclutar a decenas de miles de sanitarios de
otras provincias.
Hay
que frenar la epidemia porque la observación de Italia, de España, nos muestra
que cada semana o diez días se multiplica el número de casos por 10. Haced
números a corto plazo, estimad cómo llegamos tan solo a fin de mes si seguimos
reticentes a adoptar o seguir las medidas de higiene y contención recomendadas.
Es tal la incertidumbre, es tan nuevo, que no podemos correr el riesgo de no
actuar.
Por eso hay que respetar todas las
medidas de alta contención, de cuarentena, de aislamiento que nos recomienden
las autoridades sanitarias. Porque aun haciéndolo, y estando más preparados que
nunca en la historia para combatir una pandemia, estamos también más
globalizados que nunca para expandir y potenciar una pandemia.
Por eso, además de seguir a rajatabla
todas las medidas recomendadas, hay que tener sensatez y autolimitarse los
contactos. Porque lo que está en
cuestión no es solo si me infecto yo o no, sino sobre todo si yo puedo infectar o no a otras personas, justo lo
contrario. Recordad, es una epidemia. Por eso, cancelar congresos de
sanitarios. Por eso, evitar viajes innecesarios y en los que estemos expuestos
y exponiendo a mucha gente de orígenes diversos. Por eso, evitar multitudes,
festejos y reuniones grandes. Por eso, si te cierran el cole de los niños no
los mandas con los abuelos ni al parque. Por eso, si te cierran la universidad
o el instituto te quedas en casa en lugar de ir de fiesta. Por eso, cuando te
cierran la empresa porque hay un caso de coronavirus en tu departamento, no te
vas a tomar una copa o a visitar a tu madre o a hacer la compra en un momentito:
te envían a casa no para protegerte a
ti, que estás fuertote, joven y sano, sino para que no seas un vehículo de
contagio que podría llevar a la muerte a personas más vulnerables en un par
de saltos de contagio, e incluso a ti si inopinadamente sufres una apendicitis
y no te pueden curar. Es lo sensato.
Por no hablar de si pasa lo mismo en unas semanas en países con menos recursos.
Ojala que en un futuro se convierta tan solo en una enfermedad estacional como
la gripe y las múltiples infecciones respiratorias que sufrimos regularmente.
Pero para llegar a ello tenemos que pasar por la oleada de la epidemia. Y tiene
que ser lo más lentamente posible. Hay
que ganar tiempo, cualquier retraso en la diseminación del virus y la
extensión de la epidemia es importante y nos ayuda a nosotros y a los
sanitarios. Sí, es posible hacerlo y los retrasos están en las manos de todos
(nunca mejor dicho, lávatelas) incluso con medidas sencillas, pero aceptando también
las medidas duras.
Además de un intento de explicación, esto es una llamada a la sensatez y a la responsabilidad, una vez que tenemos
los datos, los pocos datos que conocemos de este virus. La responsabilidad no
es solo no sentir pánico, que también, sino pensar en los demás, que suelen ser, siempre, los más cercanos.
Bueno, esta es mi opinión. Un saludo
Marga del Val
Escrito por Margarita del Val (CBMSO, CSIC-UAM), a raíz de la demanda de información en un foro científico sobre por qué se toman medidas tan extraordinarias de contención.