Imagina que pudiésemos desarrollar una pastilla que incrementase el conocimiento científico de quien la tomase. Y que, simplemente tomándola, los ciudadanos entendiesen el valor de investigar las bases de la biología, la química, etc. Y razonasen que con esa investigación básica podemos ir comprendiendo mejor cómo funciona el clima, los seres vivos, etc. y, por tanto, también cómo deja de funcionar. Y que con ese conocimiento nos podríamos enfrentar mejor al cambio climático, a las enfermedades aún incurables, al insostenible desarrollo que practicamos, etc.
Posología: leer cuantas veces sea necesario para combatir la desesperación causada por la falta de cultura científica en la sociedad y para calmar las ansias de conocimiento.
Y no solo eso, sino que los ciudadanos también llegaran a deducir que el desarrollo de una economía basada en el conocimiento lograría no solo un mayor retorno social, en los aspectos arriba indicados, sino que también generaría más riqueza que llenando el país de autopistas de peaje, de aeropuertos sin aviones, de campos de golf o de chiringuitos de playa, por muy bien que siente tomar una cervecita en ellos.
Seguro que esa ha sido una de las intenciones de JAL con sus espacios en Radio 5, ahora reunidos en un libro cuyo título me ha inspirado esta entrada.
Posología: leer cuantas veces sea necesario para combatir la desesperación causada por la falta de cultura científica en la sociedad y para calmar las ansias de conocimiento.