No es mi descripción de la charla, sino la opinión que uno de los asistentes escribió en la encuesta voluntaria que recogemos al finalizar. Pero estoy totalmente de acuerdo. Fue impresionante cómo la Prof. Ana Martínez logró dejarnos un sentimiento positivo, ¡se puede lograr!, a pesar de hablarnos de una enfermedad devastadora e incurable a día de hoy.
¿Cómo se puede lograr? Ana repasó la historia clínica y los desarrollos terapéuticos de la Enfermedad de Alzheimer. Si bien el Dr. Alzheimer describió la enfermedad a principios del siglo XX, no fue hasta los años 70 cuando la investigación permitió abordar uno de los trastornos moleculares y celulares asociados a la misma, el déficit de un neurotransmisor. Con dichas observaciones se desarrollaron los primeros tratamientos, paliativos, que, tras su proceso de ensayos clínicos, llegaron a los pacientes una década después y aún se emplean. En los años 90 se pudo investigar la acumulación de proteínas anómalas, el amiloide-beta y la proteína tau hiper-fosforilada, dando lugar a nuevos posibles tratamientos que, sin embargo, aún no han logrado superar los rigurosos estudios clínicos.
Una y otra vez se repite el proceso: investigación básica sobre las bases moleculares de la enfermedad; investigación básica sobre posibles fármacos que incidan sobre las moléculas implicadas; transferencia del conocimiento a la industria farmacéutica para que realice el muy costoso desarrollo clínico.
Ana nos dejó otro motivo para la alegría. Varios grupos de investigación españoles, incluidos el suyo, han participado y participan en esas etapas iniciales, imprescindibles, de investigación. Además, dos empresas españolas de base tecnológica están implicadas en desarrollos clínicos para combatir la enfermedad de Alzheimer. Y, al menos a mí, también me dejó una preocupación. ¡Qué los recortes en investigación no frustren el trabajo y la ilusión de los científicos y, sobre todo, las esperanzas de los enfermos y sus familias! Porque el proceso hay que seguir repitiéndolo una y otra vez, mejorándolo con los nuevos conocimientos, hasta tener éxito.
La Sociedad Española de Inmunología también apoya la divulgación científica rigurosa.