Solo sé que no sé nada


Esta frase, atribuida a Sócrates, ilustra otro de los mensajes de la charla de Emilio Cáceres (La impaciencia es la madre de la pseudociencia): el conocimiento surge de la duda; nada se puede saber con absoluta certeza.

En efecto, a finales del siglo XVIII la medicina oficial se fundamentaba en la teoría de los humores: sangre, flema, bilis amarilla y bilis negra. Frente al remedio de las sangrías, los postulados homeopáticos, entonces introducidos, representaron un avance dado que “el remedio dejó de ser peor que la enfermedad”. De hecho, demostrar la ausencia de toxicidad es la primera fase de cualquier ensayo clínico, como nos ilustrarán en una futura charla.

Pero, desde entonces, la medicina ha evolucionado hasta ser la medicina basada en la evidencia la corriente mayoritaria en la actualidad. Por su parte, la homeopatía mantiene básicamente sus postulados del siglo XVIII sin haber evolucionado.

Por suerte, poco tienen que ver los antibióticos, las vacunas, los transplantes, etc. con aquella medicina.  Y menos aún la genómica, las células madre, la neuroprotección, etc.

En una estancia en EE.UU. oí por la radio una reseña de la conferencia de clausura de curso impartida por el decano de la Facultad de Medicina de la Universidad de Harvard. A los recién titulados médicos les comentó: “La mitad de lo que les hemos enseñado no es totalmente cierto. Ustedes mismos  lo tendrán que descubrir investigando”.  Como Emilio dejo muy claro “La Ciencia es incertidumbre, pero no hay nada con más certidumbre que la Ciencia”.

Ciencia con chocolate surge del convencimiento de la Sociedad Española de Bioquímica y Biología Molecular de la necesidad de la divulgación científica rigurosa.