Vocación universalista

            Quizás pienses que la globalización de la Ciencia es una circunstancia relativamente reciente. Puede que sí en su magnitud actual, pero la Ciencia siempre ha tenido vocación universalista. Valgan como ejemplos la Escuela de Traductores de Toledo, del siglo XIII, o las anécdotas sobre la difusión del trabajo de Ramón y Cajal. Cajal aprendió alemán para poder presentar en persona a los morfólogos alemanes su trabajo; a su vez, el neurofisiólogo británico Sherrington aprendió español para poder leer la obra de Cajal.

        El universalismo también se refleja en los viajes. Viajar es consustancial a la adquisición de conocimiento. En la antigüedad el filósofo, el científico, el explorador o el religioso solían viajar en solitario, o en pequeños grupos, en pos de las fuentes del saber.

        En el siglo XVIII tuvo lugar por primera vez en la historia un proyecto científico global que haya quedado documentado.  Decenas de astrónomos de muchas nacionalidades, profesionales y aficionados, se desperdigaron por el mundo con el afán de medir definitivamente el tamaño del sistema solar mediante la observación del tránsito de Venus por delante del Sol. Pere Planesas Bigas nos ilustrará sobre esta vocación universalista de la Ciencia y sobre la apasionante empresa de medir el cosmos en el muy apropiado marco de National Geographic.

         Pere Planesas Bigas es Doctor en Física, astrofísico e investigador del Observatorio Astronómico Nacional (IGN). Viajero inagotable, ha utilizado observatorios astronómicos situados en diversos lugares del mundo, como Hawái o Arizona. Trabajó durante dos años en el Instituto de Tecnología de California, lideró la participación española en el instrumento HIFI del telescopio espacial Herschel, y participó durante tres años en la construcción de ALMA, el mayor observatorio astronómico del mundo, situado en el desierto de Atacama, Chile.

¿Cuánto mide el cosmos?

Dr. Pere Planesas, Astrofísico e Investigador del Observatorio Astronómico Nacional
 
Cuándo:
Martes, 11 de diciembre de 19:30 a 21:00

Dónde:
National Geographic Store – Gran Vía 74 – Madrid

Entrada libre – Aforo limitado
 
 
  
 

Ciencia en su más pura esencia

                "A la Antártida en busca de virus" fue una magnífica charla, en la que el Prof. Antonio Alcamí reflejó lo que ha sido la esencia de la Ciencia desde siempre: Preguntas originales y relevantes, que incluso cuestionan el conocimiento previo; esfuerzo  y desarrollo técnico para contestarlas; respuestas inesperadas que plantean nuevas preguntas y, también, posibles aplicaciones. Y todo ello aderezado por increíbles fotos y vídeos, que parecían sacadas del archivo de National Geographic, pero que eran artesanas de Antonio y su equipo. Nos mostró la travesía entre icebergs, el espacio vital, reducido, en el barco y en las tiendas de campaña, la recogida y transporte de muestras por el paisaje glaciar, los pingüinos, los elefantes marinos,…

(Foto personal de Antonio de la península antártica)

        Pero volvamos a la Ciencia. Dicen los libros que la biodiversidad en los inhóspitos ambientes polares es mucho menor. Por ello se fue Antonio a estudiar un lago en la Antártida, buscando un sistema modelo más sencillo. Su tema de trabajo principal es la interacción de los virus con los organismos que infectan: nosotros, por ejemplo. Y aunque nos creamos nosotros mismos mucho más relevantes que un lago congelado, para los virus, tanto lo uno como lo otro, son su medioambiente, en el que tienen que competir y multiplicarse. En un sistema modelo más sencillo, el lago de la Antártida, se pueden deducir más fácilmente reglas generales. Esto, que aplica a todos los campos de la Ciencia, es lo que buscaba Antonio. ¡Sorpresa! Mientras que en un lago en latitudes habitadas se encuentran unas 700 especies de virus diferentes, el equipo de Antonio ha llegado a identificar unas 10.000 en el lago de la Antártida. Una primicia mundial en el estudio de la biodiversidad mediante el análisis del metagenoma viral. Para lograrla hizo falta un esfuerzo organizativo que incluyó al Comité Polar Español, a la Marina Española y al Consejo Superior de Investigaciones Científicas. Y también fue necesario contar con la experiencia previa del Prof. Antonio Quesada, de la Universidad Autónoma de Madrid, así como con el esfuerzo personal de Antonio y su equipo, sin olvidar el acceso a la tecnología puntera de secuenciación masiva.
(Diversidad de virus encontrada en la Antártida.
Foto del artículo original en la revista Science)

        Pero, ¿cómo se ha generado tal diversidad? ¿Cómo se mantiene dicha diversidad? Y, dado que los virus siempre requieren células hospedadoras para multiplicarse, ¿existe también en la Antártida una diversidad desconocida a ese nivel? Además, toda esa posible explosión de diversidad de vida se desarrolla a temperaturas por debajo de los 5ºC, por lo que sus procesos metabólicos, sus enzimas, tienen que estar adaptadas a funcionar en ese rango de temperaturas. ¿Podría esto abrir un nuevo campo de biotecnología de bajas temperaturas? Y así, decenas de preguntas más, entre ellas, las que los asistentes realizaron durante más de 50 minutos, tanto niños y jóvenes, como jubilados, todos “contagiados” por el afán de saber.

        Quiero acabar con la sorpresa que me trasmitió uno de los asistentes sobre el hecho de que un equipo español hubiera sido el primero del mundo en realizar un trabajo así. Capacidad, tanto intelectual como de sacrificio, tenemos; lo que cada vez tenemos menos es financiación para competir con otros países en los que la investigación sí es una prioridad.